Para sanar la relación con la comida y convertirte en un comedor normal tendrás que abandonar la relación conflictiva con la báscula. Necesitas dejar de pesarte, de hacer de la pérdida o el control de peso la meta de tu vida y de usar el número de kilos para medir tu autoestima y valía. ¿Qué es después de todo el número en la báscula? “La fuerza con que tu cuerpo es atraído a la Tierra”, por no hablar del Índice de Masa Corporal del que puedes leer aquí.

Como sabes, defiendo y trabajo con un concepto de recuperación completa que implica aceptar el peso natural para tu cuerpo (e.g., Costin & Schubert-Grabb, 2012; Oras, 2016; Gaudiani, 2019; Farrar & Sanchez-Manzanares, 2019). Alejar el foco de tu vida del peso y dejar de pesarte es fundamental para sanar con éxito tu relación con la comida y el cuerpo. Sabemos que los trastornos alimentarios son el resultado de una variedad de factores y querer perder peso o cambiar la forma del cuerpo no causa necesariamente un trastorno alimentario. Pero también sabemos que mientras que mantengas como fuerza conductora en tu vida conseguir o mantener un determinado peso (casi siempre por debajo del que tu cuerpo necesita) no podrás abandonar los comportamientos que interfieren en tu recuperación.

Aceptar tu peso corporal natural

Discutir sobre el IMC y el peso ideal, normal o saludable suele generar mucha ansiedad, resistencia y confusión. Igual que en tu recuperación estás aprendiendo a confiar de nuevo en tus señales de hambre y saciedad y reconectar con las necesidades de tu cuerpo, necesitas también aprender a confiar en que tu cuerpo tiene un rango de peso natural en el que funciona óptimamente y que éste no viene determinado por tus deseos ni por las modas o ideales estéticos sino principalmente por factores genéticos. Es lo que se conoce como set point weight o punto de ajuste y puedes conocer más aquí.

Gracias a la cultura de la dieta, el ideal de delgadez y la gordofobia, muchas personas tienen dificultades para aceptar su peso natural incluso sin tener un trastorno alimentario (Dooner, 2020). Y esto no es porque tengan un peso alto sino porque no tienen el peso que les gustaría tener. Pues bien, si estás utilizando conductas alimentarias de riesgo (ej., restringes o haces dieta, tomas laxantes o diuréticos, haces purgas, ejercicio excesivo, etc.) para mantener un peso determinado, siento decirte que ese no es tu peso natural. Es importante que lo vayas aceptando.

¿Sabes qué hace tu cuerpo cuando está por debajo de su peso natural? Empieza a enviarte señales físicas, mentales y emocionales. Cuando tu cuerpo está en su rango de peso natural, dichas señales cesarán. Algunas personas tienen una idea aproximada de cuál es su rango de peso óptimo pero hay muchas otras que no lo saben, ya sea porque empezaron con un trastorno alimentario siendo adolescentes, porque llevan años haciendo dietas o alimentación restrictiva o porque están en una fase vital muy diferente (ej., menopausia en el caso de las mujeres). Los siguientes indicadores te pueden ayudar a saber hasta qué punto tu cuerpo está dentro del rango de peso natural (Costin & Schubert-Grabb, 2012). Responde con honestidad:

Indicadores físicos del rango de peso natural

  • El rango de peso se mantiene sin utilizar conductas alimentarias de riesgo como restringir comida, hacer dietas, purgarse, atracones, ejercicio excesivo, movimiento compulsivo, prácticas de ayuno, etc.
  • En el caso de las mujeres, tienen la menstruación regularmente y los niveles hormonales apropiados para su grupo de edad.
  • Normalización de la presión sanguínea, frecuencia cardíaca y temperatura corporal.
  • Valores normales en las analíticas de sangre: electrolítos, globulos rojos y blancos, hierro, glucosa, perfil hormonal, etc.
  • Densidad ósea normal según el grupo de edad.
  • Niveles de energía normales: no se siente cansancio, agitación o nerviosismo continuo.
  • Deseo sexual normal (para la persona).
  • Indicadores psicológicos y sociales del rango de peso natural

Capacidad para concentrarse y atender (películas, lecturas, conversaciones, trabajo, estudios…).

  • Normalización de la vida social con relaciones sociales auténticas.
  • Cese o reducción de pensamientos obsesivos con comida o impulsos de atracón.
  • Capacidad para elegir libremente qué comer estando solo o en compañía.
  • Capacidad para comer libremente en restaurantes, casas de amigos o familiares, vacaciones, fiestas, reuniones de trabajo, comedores, etc.
  • Ausencia de rituales de comida que establecen patrones de alimentación (ej., utilizar platos pequeños, calentar demasiado la comida, comer siguiendo un orden).
  • Ausencia de cambios de humor erráticos.
  • Ausencia de culpa o remordimientos al comer sin restricciones.

Nuestros cuerpos reaccionan negativamente cuando estamos por encima o por debajo de nuestro peso natural con independencia de lo que nos guste o sintamos sobre el peso. Puede resultar difícil de creer pero apenas unos kilos por debajo del set point puede provocar cambios anormales físicos y mentales (esto ya lo vimos en el famoso Experimento de Minnesota). Pasar hambre, comer insuficientemente y bajar del peso natural son amenazas para la supervivencia del ser humano y por ello la biología ha desarrollado mecanismos fisiológicos para detectarlo de manera que nuestro cuerpo nos hace saber cuándo estamos amenazados (Olwin, 2017).

En el caso de estar por encima de nuestro rango de peso natural, las consecuencias no son tan inmediatas como estar por debajo ya que el cuerpo humano está mejor diseñado para identificar el bajo peso como amenaza para la supervivencia que un eventual alto peso. Aún así nuestros cuerpos también nos señalan cuándo estamos por encima de nuestro peso al cabo de un tiempo, lo que se puede evidenciar en resultados anómalos o alteraciones en las analíticas de sangre, la presión sanguínea, las hormonas, los niveles de energía, los ciclos de sueño o la dificultad para hacer tareas diarias, entre otros.

Pesarte o no pesarte

Las personas con trastornos alimentarios no necesitan conocer su peso para recuperarse. Bueno, en realidad ningún ser humano necesita conocer su peso para vivir. ¡Creo que nuestros antepasados vivían más tranquilos sin conocer su peso!

Hablando de la recuperación, conocer el peso no sólo no es nesario para la persona con un trastorno alimentario sino que puede retrasar, perjudicar o sabotear su recuperación (Costin & Schubert-Grabb, 2012; Farrar & Sanchez-Manzanares, 2019). Para desarrollar una relación saludable con la comida y el cuerpo, necesitas dejar de confiar en la báscula para determinar qué y cuánto comer y medir tu valía personal. Si eres como la mayoría de las personas, pesarte interferirá en tu capacidad para seguir las pautas de alimentación acordadas con tu equipo de tratamiento, ganar o estabilizar el peso, reducir la obsesión con los números o redirigir el foco del peso a la salud y la felicidad. Deshacerte de la báscula te ayudará a recuperarte. No pesarte es un factor que contribuye al éxito mientras que pesarte te llevará a implicarte más en conductas desordenadas.

¿Aún no te has convencido de que pesarte es perjudicial para tu recuperación? Bien, veamos otras razones por las que el número en la báscula es engañoso y contraproducente:

1.- Si una persona tiene bajo peso y miedo a ganar peso, el hecho de ver el número aumentar es muy estresante y agrava la ansiedad preexistente. La persona empezará a juzgar cómo su cuerpo recupera el peso: que si el número sube demasiado rápido, que si sube más de lo que espera o desea, que si no parará de subir nunca o a ese ritmo, etc. Como resultado, puede reducir o limitar la cantidad o el tipo de comida de manera más o menos consciente, moverse más o utilizar cualquier otra conducta en el intento de aminorar la ganancia de peso, volver a “controlar” o volver al número “aceptable”. Esto puede llevar a perder de nuevo el peso recuperado con tanto sufrimiento.

2.- Cuando la persona está en la senda adecuada de recuperación y se siente animada, pesarse suele provocar reacciones negativas. Incluso si el número indica progreso, la persona puede obsesionarse con la idea de mantenerlo o lo compara con el siguiente pesaje y se enfada si ve que sube.

3.- La persona que ha estado restringiendo, con atracones y vómitos, ejercicio compulsivo, etc., suele experimentar un aumento de peso inicial al detener dichas conductas desordenadas aún comiendo en escasa cantidad (Olwin, 2017). Cuando ve subir el número en la báscula puede concluir erróneamente que comer, incluso en pequeñas cantidades, significa ganar peso que es lo que más miedo le da. A pesar de conocer cómo funciona el metabolismo y cómo es el proceso de restauración del peso y sus fluctuaciones, si la báscula indica lo contrario la persona tiende a desconfiar de que su cuerpo pueda funcionar bien. Está demasiado acostumbrada a sus conductas desordenadas y obsesionada con el peso como para aceptar que la ganancia puede deberse a rehidratación, retención temporal de fluidos o tener comida en los intestinos. En realidad es como si llenáramos una manguera con agua; la manguera pesará más pero no se notará desde fuera. Esto sucede cuando la persona detiene la restricción o la purga. La rehidratación y la comida en los intestinos puede aumentar el peso, pero no quiere decir que esté más grande. Sin embargo, conocer su peso tiene un impacto muy negativo en sus pensamientos y conductas.

4.- Pesarse también es contraproducente para personas con atracones sin comportamientos compensatorios (trastorno por atracón). A pesar de que este comportamiento puede resultar en ganancia de peso, la meta no es perder peso sino sanar la relación con la comida (Oras, 2017; Dooner, 2020). En este caso, utilizar la báscula como medida de progreso es problemático por varios motivos. Por ejemplo, si una persona no tiene atracones durante una semana y la báscula no indica pérdida de peso, la persona puede sentir que la recuperación no está funcionando o no merece la pena. Muchas personas abandonan la recuperación cuando la báscula no refleja el peso que ellos quieren, esperan o anhelan, a pesar de ser informados de que esto sucede. La recuperación de un trastorno por atracón no requiere cambio de peso, pero incluso en aquellos casos en los que la pérdida de peso sucede, esto lleva tiempo.

5.- Cuando se utiliza la báscula para tomar decisiones de tratamiento, las personas pueden manipular la situación. Por ejemplo, utilizando diversas estrategias para aumentar temporalmente el número en la báscula como bebiendo líquido, escondiendo objetos pesados en la ropa, tomando pastillas de sal para retener agua, insertando objetos en el cuerpo o dándose atracones de comida, antes del pesaje. Hay padres que prometen recompensas a sus hijos si alcanzar cierta meta de peso (como un coche o un viaje) y tras conseguirlo el hijo pierde de nuevo el peso ganado.

Mi recomendación es clara: ¡No pesarte y no conocer tu peso! Esto no quiere decir que te pueda pesar otra persona de tu equipo de apoyo si es conveniente. Si por alguna razón médica necesitan conocer tu peso, el pesaje puede ser ciego sin que tengas que verlo y sin que se te informe de ello directa o indirectamente.

Yo misma dejé de pesarme hace unos años. Y como gesto simbólico de que el peso no es un determinante de salud, siempre que tengo oportunidad digo en la consulta médica (inspirada por una charla de la gran Carolyn Costin):

“Querida Doctora, puede hacer un chequeo de mis constantes vitales, analizar mi sangre o mi orina, esuchar mi corazón, radiarme los pulmones, medir la densidad ósea o hacerme una ecografía… pero no me moleste con el peso a menos que me pueda converncer con argumentos sólidos de que el número en la báscula es realmente importante”.

¿Me detona conocer mi peso? Lo más mínimo. La elección de no pesarme no está motivada por el miedo a la báscula, la incapacidad de enfrentarme al mundo real o una falsa recuperación. Es una cuestión de posicionamiento personal y un puro acto de rebeldía frente a la gordofobia y el pesocentrismo imperantes en el ámbito sanitario.

Si existe una razón justificada para ser pesada, no hay problema en hacerlo. Por ejemplo, hace un año tuve que hacerme una colonoscopia con sedación que requería saber mi peso para calcular la dosis de anestesia adecuada, me pesaron y lo anotaron en mi historial médico. Sin problema. Pero no nos engañemos las situaciones en las que se necesita conocer el peso se pueden contar con los dedos de la mano. De acuerdo, si viajara a la Luna en una misión espacial lo necesitaría saber.

Para terminar este artículo, comparto este inspirador testimonio de una persona recuperada de un trastorno alimentario que habla de cómo se liberó de años de dependencia de la báscula:

“No saber mi peso durante mi proceso de recuperación fue de gran ayuda para deshacerme de mi dependencia a la báscula. Un incidente en mi vida me llevó a pensar que necesitaba conocer mi peso y pensé que podía manejarlo. ¡La cagué! Cada vez que me subía a la báscula, con independencia de que el número fuera igual, mayor o menor de lo que esperaba, me obsesionaba con ese maldito número. Le daba vueltas en mi cabeza una y otra vez, preguntándome por qué pesaba lo que pesaba y cómo podría mantenerlo o bajarlo. Pesarme era siempre una trampa mental y afectaba a mi alimentación y estado de ánimo. Por fin comprendí que estaba mejor sin pesarme, que era innecesario o incluso contraproducente para mi recuperación y mi vida. Hoy en día sigo sin pesarme y me siento feliz sabiendo que el número de la báscula no tiene nada ver con quién soy yo.”

Uno de los consejos más sencillos y efectivos que te puedo dar para recuperarte es: ¡No te peses y deshazte de la báscula del baño para siempre!

Referencias

  • Costin, C. & Schubert-Grabb, G. (2012). 8 Keys to Recovery From an Eating Disorder. New York: WW Norton & Company.
  • Dooner, C. (2020). Al Diablo con las Dietas. Madrid: Urano.
  • Farrar, T. & Sanchez-Manzanares, M. (2019). ¡Rehabilitación, Reprogramación, Recuperación! Cómo Recuperarse de Anorexia para el Adulto Decidido.
  • Farrar, T. & Sanchez-Manzanares, M. (2019). Reprogramación Neuronal para la Recuperación de Trastornos Alimentarios.
  • Gaudiani, J.L. (2019). Sick Enough. A Guide to the Medical Complications of Eating Disorders. New York: Routledge.
  • Olwin, G. (2017). Recover From Eating Disorders: The Homeodynamic Recovery Method.
  • Oras, E. (2016). Brainwashed: Diet-induced Eating Disorders. How you got sucked in and how to recover.